jueves, 14 de julio de 2011

Una foto, sin la debida explicación, puede corromper las consciencias


CARACAS, NUEVA LOJA, 14 de julio de 2011 - INFORMA PRESS SUCUMBIOS.- La fotografía que nos muestra al Obispo de San Cristobal, Venezuela, Mons. Mario Moronta, que le ungió --según el texto de la noticia difundida por las agencias EFE (española) y AFP (francesa)-- la frente con "los santos oleos" al comandante Hugo Chávez, en una ceremonia celebrada en la Academia Militar, en Caracas, con la presencia de sus Ministros y de la Cúpula Militar, quiebra más la Fé de los católicos que mil discursos de "grandes" oradores gnósticos (sic).

“Vamos a llamar entonces al presidente, no hay que asustarse, a mi me lo hicieron dos veces y miren donde estoy, es un rito que se celebra con fe y quien lo recibe lo hace con fe y está debidamente preparado”, reiteró Mons. Moronta. Durante el rito, el mandatario se acercó al sacerdote quien le ungió la frente con “los santos óleos”.

Mons. Moronta pidió a Dios por la “salud espiritual y corporal” que necesita el presidente para que siga en el ejercicio de sus funciones y oró porque “esta situación que ha vivido” el mandatario le sirva “en su proceso de purificación”.

¿Habrá sido administrado el Sacramento de la Unción de los Enfermos? ¿Habrá sido una "pallasada" propagandística de mal gusto y sabor sacrílego? - Para recibir el Sacramento de la Unción de los Enfermos la persona que lo quiere recibir según las normas de la Iglesia debe encontrarse en estado de gracia, para no cometer un sacrilegio y hacer nulo el efecto del Sacramento. En un hombre público, de repercusión publicitaria internacional, como el comandante Chávez, que lleva un gobierno de ataques e insultos a la Religión, a la Virgen de Coromoto y a todo lo que es Sagrado, sería necesario también un acto público de arrepentimiento y pedido de perdón.

La noticia ha recorrido el mundo entero. Faltan voces de la Jerarquía Católica que nos expliquen lo que ha pasado. Fray Gonzalo López Marañón, OCD, Emérito de Sucumbíos, no es el único que debe pedir perdón.

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