"Nuestro saludo está lleno de fe y esperanza, fortalecida estos días por la visita de Monseñor Gonzalo a nuestra Diócesis en Paraguay, donde compartimos dolores y alegrías. Cecilia Guerrero y Pepe Rios".
No han debido tener tiempo de compartir muchos dolores, pues estos quedaron para los habitantes de Sucumbíos. A las alegrian se suman todos los habitantes del Vicariato, al saber que, al final, ya se fue.
Lástima que no disfrazan su presencia algunos de los carmelitas que no aceptan el tener que abandonar estas tierras donde conviven las riquezas del Petroleo (que ahora es todo del gobierno), la droga (que cuenta con amigos por todas partes) y la guerrilla (que se deben sentir como ovejas sin pastor). La tragedia la sufren los pobres de verdad, a los que no llega la ayuda de Isamis ni de las organizaciones humanitarias internacionales. El destino de tantos millones de dólares se pierde por caminos desconocidos.
El Delegado Pontificio se pierde también en medio de tantos problemas que a todo momento le caen sobre la cabeza. ¿Por donde comenzar? Los "isamitas" están queriendo retornar a sus puestos. Quieren dar la batalla hasta el final en pro de su "iglesia diferente". El Vaticano termina sus vacaciones de verano y las Congregaciones Romanas deben dar inicio a sus trabajos y "dolores de cabeza".
¿Habrá ido a Paraguay Fray Gonzalo, OCD, para agradecer a su compañero de lucha, el antiguo sacerdote del Verbo Divino Padre Fernando Lugo, Obispo de la Santa Iglesia Católica, que pidió ser reducido al estado laical para poder disfrutar de las glorias de este mundo?
Cuando el señor Fernando Lugo visitó Ecuador, el primer día de su visita fue secreto y estuvo en Sucumbíos para visitar unos proyectos que alli se realizan con los aborígenes. ¿Qué proyectos serán esos? Ciertamente "muy apostólicos", y Fray Gonzalo debe ser también el Capitán de esas aventuras.
¿Llegó a España Fray Gonzalo? Asi parece por la bienvenida que le dio el Superior de Burgos. ¿Donde estará escondido? Cualquier día sus amigos le harán grandes homenajes, al último Obispo rojo... como el gustaba que le llamasen.
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