La prudencia siempre ha sido una marca de los políticos de verdad. No hablan ni gritan mucho, y se mueven en la semi-oscuridad. A nuestros Obispos les debe acontecer lo mismo. Ya ha pasado un mes desde que se reunió la cúpula eclesial de nuestra iglesia con los Dicasterios Romanos; ya ha hecho declaraciones (sin decir nada...) en Radio Mentiras, "la compañera solitaria", el Delegado Pontificio; ya están siendo nombrados los nuevos encargados de los templos en construcción de nuestra ciudad; ya las procesiones diarias se han reducido a semanales; ya los "isamitas" gritan menos y se dedican a repetir que "fueron muy buenos"; ya no sabemos todavía lo que va a pasar...
Nos parece interesante reproducir aqui hoy la Carta del señor Alberto Domínguez:
"¿Qué pasará en Sucumbíos?
Parece cierto, aunque nadie lo publique, que los Heraldos del Evangelio han recibido su carta de agradecimiento y hasta luego. Se han marchado con mejor fama que la que dejaron los carmelitas de Burgos. Y aqui hay mucha gente que los quiere de vuelta. Pero en la Iglesia no es como en la política, en donde la mayoría decide, si se practica la verdadera democracia.
Algunos nos avisan de que en los últimos tiempos, Roma ha nombrado en situaciones similares a Obispos que en la actualidad son Eméritos. De los que tenemos en Ecuador, no nos hacemos idea de quien podría ser. Seguiremos esperando, como espera Alberto Domínguez. Y si los Obispos hablan, que lo hagan con voz clara y firme, que todos se lo agradeceran.
¡Y quizás los misioneros que el gobierno echó de Sucumbíos tengan también una palabra para decir!