En el río San Miguel. Militares colombianos también patrullan ese sector y la presencia de soldados ecuatorianos es permanente.
El fuego salió de dos frentes. Era un poco antes de las 23:00 del lunes. En la frontera norte caía una fuerte lluvia y una patrulla de militares ecuatorianos fue atacada cuando regresaba a su unidad militar, tras un patrullaje en el fronterizo río San Miguel. Esta información la confirmó ayer el Comando Conjunto de las FF.AA., que en su informe señala que los disparos en contra de los soldados salieron desde las selvas de Ecuador y Colombia y que los militares también respondieron.
Los uniformados atacados pertenecían al destacamento General Farfán, que opera en Sucumbíos. Las FF.AA., no descartan que quienes dispararon en contra de la patrulla sean miembros de grupos ilegales de Colombia. Pero hasta la tarde de ayer no hubo confirmación oficial alguna.
En su informe del pasado miércoles, el saliente jefe del Comando Conjunto, general Ernesto González, reveló que una de las amenazas fuertes que en este momento tiene el país es el conflicto en el norte. “No se pueden desconocer los efectos que el conflicto colombiano ha generado en Ecuador. Los grupos ilegales colombianos han afectado no únicamente a las poblaciones fronterizas, constituyéndose en este momento en la principal amenaza para el país”, dijo el oficial.
La frontera norte es considerada como un “gran paso” para el contrabando. Los soldados ecuatorianos también se enfrentan a las denominadas ‘bancrim’ (bandas criminales de Colombia). “Puede haber patrullas por toda la selva, pero las características geográficas del sector ponen limitantes en la labor militar”, aseguró ayer Fernando Proaño, comandante de la División.
Un informe del Ejército justamente señala que dentro de sus operaciones antidrogas en la frontera, en el 2011, destruyeron 30 400 matas de coca descubiertas en nueve plantaciones.
En el Plan de Seguridad que en diciembre pasado presentó el Gobierno se determina que la política de defensa admite el “uso racional” de los militares en el combate a las nuevas amenazas del país: narcos y crimen.
Otro hecho similar al del lunes ocurrió el 16 de noviembre del año pasado. Una patrulla militar fue atacada por presuntos contrabandistas en el cruce de los ríos San Miguel y Putumayo, frontera con Colombia. El hecho se dio cuando soldados ecuatorianos ordenaron a un bote que se detuviera para requisar su carga.
Durante el control fluvial hubo disparos del lado colombiano. Una bala impactó al cabo Fabián Chango, causándole la muerte.
Luego se conoció que en ese momento, el militar fallecido no usaba chaleco antibalas. En esa arremetida armada hubo además dos heridos.
El 11 de agosto del año pasado hubo otro enfrentamiento armado en Puerto Mestanza (Sucumbíos). Un infante de Marina resultó herido y en esa ocasión, los soldados respondieron la arremetida. Como carnada para atraer a los militares ecuatorianos, presuntos subversivos habrían puesto tres tanques grandes vacíos en el río San Miguel.
Según las FF.AA., durante enfrentamientos armados en el 2011 en la frontera murieron 25 guerrilleros, se destruyeron 37 refugios ilegales y al menos cuatro laboratorios en donde presuntamente se procesaba droga.
Tras la emboscada del lunes, los soldados ecuatorianos -dice el informe del Comando Conjunto- se defendieron con disparos hacia los dos lados del río San Miguel y que mantuvieron fuego cruzado. Sin embargo, no se detectaron ni muertos ni heridos.
El relevo militar
Ayer finalizó el plazo para que el presidente Rafael Correa nombrara al nuevo Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en reemplazo del general Ernesto González.
El oficial se ha despedido en todas las unidades militares. El nuevo jefe militar será elegido de una terna conformada por los comandantes de la Fuerza Aérea, Marina y del Ejército.
‘En todos los países de la región hay presencia de carteles mexicanos’
Lizette Yrizarry. Es la directora para el Cono Sur de la DEA (agencia antidrogas de EE.UU.).
El desembarco de los carteles mexicanos de narcotráfico en el sur del continente americano -donde están los tres primeros países productores de cocaína del mundo- parece más una estrategia de expansión hacia nuevos mercados que una búsqueda de materias primas para sus principales clientes, en EE.UU., asegura la directora regional de la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) para el Cono Sur, Lizette Yrizarry.
En un reporte de octubre del 2011, la DEA advirtió que los carteles mexicanos estaban trabajando en Perú y Bolivia, además de sus nexos ya existentes con bandas criminales colombianas. Esos tres países encabezan la lista de productores de cocaína a escala mundial, con Perú alcanzando a Colombia en el primer lugar, según la ONU.
“En todos los países (la región) existe cierta presencia de carteles mexicanos, porque estos han desarrollado sus organizaciones y los países de Sudamérica son lugares fértiles para que ellos puedan avanzar en el narcotráfico. Pero no es lo único que se ve: también hay organizaciones nativas con cierto poder y cuya función en todos los países del Cono Sur no podemos dejar pasar”.
Yrizarry señaló que, como la mayor parte de la droga que sale de Sudamérica no va a EE.UU., sino a Europa, África o Asia, es probable que la aparición de los carteles mexicanos en la región sea la oportunidad de acceder a nuevos mercados, a través de las organizaciones locales. “Creemos que tiene en parte algo que ver con llegar a un mercado diferente, al que en el pasado las organizaciones mexicanas no tenían entrada. Quizás es la razón por la que están acá”.
La relación entre carteles mexicanos y las mafias locales varía en cada país. “A ciertos países quizás los están usando para lavado de activos, para su dinero, en otros posiblemente están buscando el producto en bruto, en otros viendo las rutas de tránsito. Cada país es diferente, y en mi opinión sería un despropósito incluirlos a todos en una sola categoría”.
La funcionaria sostiene que la presencia de esos carteles es una preocupación, pero no el único foco de la lucha antidrogas en la región. “El narcotráfico no es solo droga: es lavado de activos, es el transporte, impacta en el crimen normal callejero. Sí hay un problema de consumo, pues hay delincuencia que trata de conseguir el dinero para eso”.
Así como en Perú y Bolivia el narcotráfico consigue materia prima, y en Colombia laboratorios para fabricar la droga, en el caso de Chile, Yrizarry dice que es “posiblemente un lugar de tránsito”, por “la frontera tan amplia”, que las bandas criminales pueden usar para sus objetivos.
En el río San Miguel. Militares colombianos también patrullan ese sector y la presencia de soldados ecuatorianos es permanente.
El fuego salió de dos frentes. Era un poco antes de las 23:00 del lunes. En la frontera norte caía una fuerte lluvia y una patrulla de militares ecuatorianos fue atacada cuando regresaba a su unidad militar, tras un patrullaje en el fronterizo río San Miguel. Esta información la confirmó ayer el Comando Conjunto de las FF.AA., que en su informe señala que los disparos en contra de los soldados salieron desde las selvas de Ecuador y Colombia y que los militares también respondieron.
Los uniformados atacados pertenecían al destacamento General Farfán, que opera en Sucumbíos. Las FF.AA., no descartan que quienes dispararon en contra de la patrulla sean miembros de grupos ilegales de Colombia. Pero hasta la tarde de ayer no hubo confirmación oficial alguna.
En su informe del pasado miércoles, el saliente jefe del Comando Conjunto, general Ernesto González, reveló que una de las amenazas fuertes que en este momento tiene el país es el conflicto en el norte. “No se pueden desconocer los efectos que el conflicto colombiano ha generado en Ecuador. Los grupos ilegales colombianos han afectado no únicamente a las poblaciones fronterizas, constituyéndose en este momento en la principal amenaza para el país”, dijo el oficial.
La frontera norte es considerada como un “gran paso” para el contrabando. Los soldados ecuatorianos también se enfrentan a las denominadas ‘bancrim’ (bandas criminales de Colombia). “Puede haber patrullas por toda la selva, pero las características geográficas del sector ponen limitantes en la labor militar”, aseguró ayer Fernando Proaño, comandante de la División.
Un informe del Ejército justamente señala que dentro de sus operaciones antidrogas en la frontera, en el 2011, destruyeron 30 400 matas de coca descubiertas en nueve plantaciones.
En el Plan de Seguridad que en diciembre pasado presentó el Gobierno se determina que la política de defensa admite el “uso racional” de los militares en el combate a las nuevas amenazas del país: narcos y crimen.
Otro hecho similar al del lunes ocurrió el 16 de noviembre del año pasado. Una patrulla militar fue atacada por presuntos contrabandistas en el cruce de los ríos San Miguel y Putumayo, frontera con Colombia. El hecho se dio cuando soldados ecuatorianos ordenaron a un bote que se detuviera para requisar su carga.
Durante el control fluvial hubo disparos del lado colombiano. Una bala impactó al cabo Fabián Chango, causándole la muerte.
Luego se conoció que en ese momento, el militar fallecido no usaba chaleco antibalas. En esa arremetida armada hubo además dos heridos.
El 11 de agosto del año pasado hubo otro enfrentamiento armado en Puerto Mestanza (Sucumbíos). Un infante de Marina resultó herido y en esa ocasión, los soldados respondieron la arremetida. Como carnada para atraer a los militares ecuatorianos, presuntos subversivos habrían puesto tres tanques grandes vacíos en el río San Miguel.
Según las FF.AA., durante enfrentamientos armados en el 2011 en la frontera murieron 25 guerrilleros, se destruyeron 37 refugios ilegales y al menos cuatro laboratorios en donde presuntamente se procesaba droga.
Tras la emboscada del lunes, los soldados ecuatorianos -dice el informe del Comando Conjunto- se defendieron con disparos hacia los dos lados del río San Miguel y que mantuvieron fuego cruzado. Sin embargo, no se detectaron ni muertos ni heridos.
El relevo militar
Ayer finalizó el plazo para que el presidente Rafael Correa nombrara al nuevo Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en reemplazo del general Ernesto González.
El oficial se ha despedido en todas las unidades militares. El nuevo jefe militar será elegido de una terna conformada por los comandantes de la Fuerza Aérea, Marina y del Ejército.
‘En todos los países de la región hay presencia de carteles mexicanos’
Lizette Yrizarry. Es la directora para el Cono Sur de la DEA (agencia antidrogas de EE.UU.).
El desembarco de los carteles mexicanos de narcotráfico en el sur del continente americano -donde están los tres primeros países productores de cocaína del mundo- parece más una estrategia de expansión hacia nuevos mercados que una búsqueda de materias primas para sus principales clientes, en EE.UU., asegura la directora regional de la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) para el Cono Sur, Lizette Yrizarry.
En un reporte de octubre del 2011, la DEA advirtió que los carteles mexicanos estaban trabajando en Perú y Bolivia, además de sus nexos ya existentes con bandas criminales colombianas. Esos tres países encabezan la lista de productores de cocaína a escala mundial, con Perú alcanzando a Colombia en el primer lugar, según la ONU.
“En todos los países (la región) existe cierta presencia de carteles mexicanos, porque estos han desarrollado sus organizaciones y los países de Sudamérica son lugares fértiles para que ellos puedan avanzar en el narcotráfico. Pero no es lo único que se ve: también hay organizaciones nativas con cierto poder y cuya función en todos los países del Cono Sur no podemos dejar pasar”.
Yrizarry señaló que, como la mayor parte de la droga que sale de Sudamérica no va a EE.UU., sino a Europa, África o Asia, es probable que la aparición de los carteles mexicanos en la región sea la oportunidad de acceder a nuevos mercados, a través de las organizaciones locales. “Creemos que tiene en parte algo que ver con llegar a un mercado diferente, al que en el pasado las organizaciones mexicanas no tenían entrada. Quizás es la razón por la que están acá”.
La relación entre carteles mexicanos y las mafias locales varía en cada país. “A ciertos países quizás los están usando para lavado de activos, para su dinero, en otros posiblemente están buscando el producto en bruto, en otros viendo las rutas de tránsito. Cada país es diferente, y en mi opinión sería un despropósito incluirlos a todos en una sola categoría”.
La funcionaria sostiene que la presencia de esos carteles es una preocupación, pero no el único foco de la lucha antidrogas en la región. “El narcotráfico no es solo droga: es lavado de activos, es el transporte, impacta en el crimen normal callejero. Sí hay un problema de consumo, pues hay delincuencia que trata de conseguir el dinero para eso”.
Así como en Perú y Bolivia el narcotráfico consigue materia prima, y en Colombia laboratorios para fabricar la droga, en el caso de Chile, Yrizarry dice que es “posiblemente un lugar de tránsito”, por “la frontera tan amplia”, que las bandas criminales pueden usar para sus objetivos.
Los uniformados atacados pertenecían al destacamento General Farfán, que opera en Sucumbíos. Las FF.AA., no descartan que quienes dispararon en contra de la patrulla sean miembros de grupos ilegales de Colombia. Pero hasta la tarde de ayer no hubo confirmación oficial alguna.
En su informe del pasado miércoles, el saliente jefe del Comando Conjunto, general Ernesto González, reveló que una de las amenazas fuertes que en este momento tiene el país es el conflicto en el norte. “No se pueden desconocer los efectos que el conflicto colombiano ha generado en Ecuador. Los grupos ilegales colombianos han afectado no únicamente a las poblaciones fronterizas, constituyéndose en este momento en la principal amenaza para el país”, dijo el oficial.
La frontera norte es considerada como un “gran paso” para el contrabando. Los soldados ecuatorianos también se enfrentan a las denominadas ‘bancrim’ (bandas criminales de Colombia). “Puede haber patrullas por toda la selva, pero las características geográficas del sector ponen limitantes en la labor militar”, aseguró ayer Fernando Proaño, comandante de la División.
Un informe del Ejército justamente señala que dentro de sus operaciones antidrogas en la frontera, en el 2011, destruyeron 30 400 matas de coca descubiertas en nueve plantaciones.
En el Plan de Seguridad que en diciembre pasado presentó el Gobierno se determina que la política de defensa admite el “uso racional” de los militares en el combate a las nuevas amenazas del país: narcos y crimen.
Otro hecho similar al del lunes ocurrió el 16 de noviembre del año pasado. Una patrulla militar fue atacada por presuntos contrabandistas en el cruce de los ríos San Miguel y Putumayo, frontera con Colombia. El hecho se dio cuando soldados ecuatorianos ordenaron a un bote que se detuviera para requisar su carga.
Durante el control fluvial hubo disparos del lado colombiano. Una bala impactó al cabo Fabián Chango, causándole la muerte.
Luego se conoció que en ese momento, el militar fallecido no usaba chaleco antibalas. En esa arremetida armada hubo además dos heridos.
El 11 de agosto del año pasado hubo otro enfrentamiento armado en Puerto Mestanza (Sucumbíos). Un infante de Marina resultó herido y en esa ocasión, los soldados respondieron la arremetida. Como carnada para atraer a los militares ecuatorianos, presuntos subversivos habrían puesto tres tanques grandes vacíos en el río San Miguel.
Según las FF.AA., durante enfrentamientos armados en el 2011 en la frontera murieron 25 guerrilleros, se destruyeron 37 refugios ilegales y al menos cuatro laboratorios en donde presuntamente se procesaba droga.
Tras la emboscada del lunes, los soldados ecuatorianos -dice el informe del Comando Conjunto- se defendieron con disparos hacia los dos lados del río San Miguel y que mantuvieron fuego cruzado. Sin embargo, no se detectaron ni muertos ni heridos.
El relevo militar
Ayer finalizó el plazo para que el presidente Rafael Correa nombrara al nuevo Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en reemplazo del general Ernesto González.
El oficial se ha despedido en todas las unidades militares. El nuevo jefe militar será elegido de una terna conformada por los comandantes de la Fuerza Aérea, Marina y del Ejército.
‘En todos los países de la región hay presencia de carteles mexicanos’
Lizette Yrizarry. Es la directora para el Cono Sur de la DEA (agencia antidrogas de EE.UU.).
El desembarco de los carteles mexicanos de narcotráfico en el sur del continente americano -donde están los tres primeros países productores de cocaína del mundo- parece más una estrategia de expansión hacia nuevos mercados que una búsqueda de materias primas para sus principales clientes, en EE.UU., asegura la directora regional de la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) para el Cono Sur, Lizette Yrizarry.
En un reporte de octubre del 2011, la DEA advirtió que los carteles mexicanos estaban trabajando en Perú y Bolivia, además de sus nexos ya existentes con bandas criminales colombianas. Esos tres países encabezan la lista de productores de cocaína a escala mundial, con Perú alcanzando a Colombia en el primer lugar, según la ONU.
“En todos los países (la región) existe cierta presencia de carteles mexicanos, porque estos han desarrollado sus organizaciones y los países de Sudamérica son lugares fértiles para que ellos puedan avanzar en el narcotráfico. Pero no es lo único que se ve: también hay organizaciones nativas con cierto poder y cuya función en todos los países del Cono Sur no podemos dejar pasar”.
Yrizarry señaló que, como la mayor parte de la droga que sale de Sudamérica no va a EE.UU., sino a Europa, África o Asia, es probable que la aparición de los carteles mexicanos en la región sea la oportunidad de acceder a nuevos mercados, a través de las organizaciones locales. “Creemos que tiene en parte algo que ver con llegar a un mercado diferente, al que en el pasado las organizaciones mexicanas no tenían entrada. Quizás es la razón por la que están acá”.
La relación entre carteles mexicanos y las mafias locales varía en cada país. “A ciertos países quizás los están usando para lavado de activos, para su dinero, en otros posiblemente están buscando el producto en bruto, en otros viendo las rutas de tránsito. Cada país es diferente, y en mi opinión sería un despropósito incluirlos a todos en una sola categoría”.
La funcionaria sostiene que la presencia de esos carteles es una preocupación, pero no el único foco de la lucha antidrogas en la región. “El narcotráfico no es solo droga: es lavado de activos, es el transporte, impacta en el crimen normal callejero. Sí hay un problema de consumo, pues hay delincuencia que trata de conseguir el dinero para eso”.
Así como en Perú y Bolivia el narcotráfico consigue materia prima, y en Colombia laboratorios para fabricar la droga, en el caso de Chile, Yrizarry dice que es “posiblemente un lugar de tránsito”, por “la frontera tan amplia”, que las bandas criminales pueden usar para sus objetivos.
Policía colombiana, involucrada en incidente fronterizo
El avión ministerial estaba a punto de salir del aeropuerto de Lago Agrio, en Sucumbíos. Antes de embarcarse en la aeronave, el ministro de Defensa, Javier Ponce, explicó que la Policía colombiana también hizo disparos a una patrulla ecuatoriana la noche del lunes. “Hemos hecho el reclamo respectivo”, dijo.
El fuego que recibieron 25 soldados del Ecuador en el sector Conejo, en Sucumbíos, se inició antes de las 23:00. “La Policía colombiana es muy asediada por la guerrilla. Por la oscuridad de la noche, ellos hicieron los disparos de advertencia”, señaló Ponce.
El Ministro reveló este detalle cuando finalizaba su visita a Coca (Orellana), Shushufindi y Lago Agrio (Sucumbíos), ayer en la tarde. Él llegó para entregar viviendas fiscales a los militares. Soldados asentados en el destacamento Lauro Guerrero, en general Farfán, detallaron el incidente a Ponce en una cita a puerta cerrada.
Los militares estaban por finalizar sus patrullajes fluviales, cuando las balas salieron de territorio ecuatoriano.
Luego, los uniformados recibieron fuego del lado colombiano. Los disparos que recibieron también provinieron de armamento policial de Colombia. Esto ocurrió en el sector donde se encuentra el puente internacional San Miguel, frontera con Colombia.
Pese a los disparos realizados, las autoridades militares no especificaron si los tiros fueron directamente contra personal del Ejército. “La Policía colombiana no arremetió contra la patrulla ecuatoriana. Ellos cumplían con lo que tienen establecido y es misión de ellos (policías colombianos) de cumplir con sus funciones”, acotó Wagner Bravo, comandante del Comando Operacional 1 Norte. El oficial dijo que después del incidente, el Ejército dio “parte a los estamentos correspondientes”.
Afirmó que será el Ministerio de Relaciones Exteriores el encargado de conversar con autoridades colombianas .
El martes se difundió el ataque como una emboscada perpetrada por elementos de los Grupos Irregulares Armados de Colombia (GIAC). Pero ayer hubo nuevas noticias.
Marco Vera, comandante general del Ejército, dijo que los irregulares atacaron a la patrulla. Sin embargo, en la mañana de ayer, durante su intervención en la Brigada de Selva Napo, en Coca, no se mencionó que la Policía colombiana también abrió fuego.
Según el informe difundido por el Comando Conjunto, el martes en la tarde, los soldados respondieron al ataque. Un incidente similar ocurrió en noviembre del año pasado, en donde falleció el cabo Fabián Chango. Ponce ratificó que en esa ocasión se señalaron debilidades: el soldado no llevaba el chaleco antibalas.