sábado, 21 de mayo de 2011

Gobernadora de Sucumbíos se ve obligada a desmentir informaciones tendenciosas de la prensa nacional


NUEVA LOJA, 21 de Mayo de 2011 – INFORMA PRESS SUCUMBIOS.- La propia señora Nancy Morocho, Gobernadora de la Provincia de Sucumbios, región oriental de Ecuador, en la frontera de la selva amazónica limitrofe con Colombia y su guerrilla, se ha visto obligada a desmentir la información de prensa que algunos medios nacionales difundieron, sobre la supuesta salida definitiva de la Congregación de los Heraldos del Evangelio de esta Provincia.

Esta información ha sido publicada por el periódico digital del gobierno de la revolución ciudadana, ayer viernes a las 13:35 horas. La señora Nancy explica que “esta Congregación debe reunirse en Quito con la Orden de los Carmelitas Descalzos y que mientras no resuelvan la confrontación que mantienen y que ha generado un clima de tensión con ciertos brotes de violencia, no volverán a Sucumbíos”.
La funcionaria explicó que es necesario aclarar que “tras las gestiones efectuadas por el Gobierno Nacional, la Iglesia Católica asumió la responsabilidad de resolver su controversia interna”.

Sigue la noticia: “La Conferencia Episcopal y el Nuncio Apostólico convocaron ayer con carácter urgente a las dos órdenes en conflicto para buscar soluciones al problema”.

Y más: “La Iglesia Católica fue la que decidió que ninguna de las congregaciones regresa a la provincia, mientras no se superen sus diferencias”. Y otra de las resoluciones de la Iglesia es que el Arzobispo de Quito, Monseñor Fausto Través, cumpla el rol de mediador entre las dos órdenes religiosas.

Nos parece interesante dar a conocer esta opinión, publicada en el órgano oficial del gobierno Correa. Y mostrar, una vez más, que la confusión es promovida directamente por los órganos oficiales y de prensa.

Los Heraldos del Evangelio NO ESTAN EN CONFLICTO CON NADIE. Y los católicos de la Provincia-Vicariato quieren que los Heraldos sigan en la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Son ciertas autoridades del gobierno nacional, y algunas pocas del local, las que están interesadas en que continuen los “agentes sociales” carmelitas, miembros de la mal llamada “teologia de la liberación”, porque con su apoyo es que han llegado al poder.

A estas alturas de los acontecimientos, todo Sucumbíos sabe, que fue el Papa que pidió a los Heraldos del Evangelio para venir al Vicariato de Sucumbíos. Y fue el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos el que le escribió al anterior Obispo, Mons. Gonzalo López OCD, que “la visión pastoral llevada adelante por Usted no siempre era conforme con la exigencia pastoral de la Iglesia como tal. Por tal motivo, el nuevo Administrador Apostólico tendrá que organizar el Vicariato e implantar de manera diferente todo el trabajo pastoral”.

El conflicto, por tanto, es entre los Carmelitas rebeldes y el Papa. Y los Heraldos del Evangelio, no tienen nada que ver en ese conflicto. Y a nivel nacional, podríamos llevar el conflicto a considerarlo entre elementos más radicales del gobierno central y la Iglesia Católica.

Pues muy bien, y en este caso le aplaudimos, dice la señora Gobernadora que resuelva la Iglesia sus problemas y que ponga orden dentro de casa. El Papa ya ha mandado salir a los carmelitas, en Audiencia especial al propio General de la Orden, el pasado día 2 de mayo. Nadie sabe lo que el General le dijo al Provincial de Colombia y lo que este les habrá dicho a los carmelitas de Sucumbíos que fueron a Quito… y regresaron dispuesto a todo: incluso a llamar a la guerrilla; esta amenaza pareciera que ha sido lo que obligó a la Gobernadora a tomar la medida extrema que tomó, metiéndose a resolver asuntos que no eran de su competencia: la salida de los religiosos Heraldos.

De los carmelitas todavía nada se sabe, pues la Radio Diocesana, que continúa secuestrada por sus “agentes”, tampoco habla de ellos. Y nadie los ha visto salir en caravana, como publicaron a respecto de la salida obediente de los Heraldos.

Dos actitudes bien diferentes, que debemos guardar para lo que el futuro nos depare.